hombres

Sufro de un repentino desgano, uno de los tantos males que me han estado rondando últimamente. ¿Será que me echaron un mal de ojo? Alguien me debe tener algún obsesivo rencor. Cuantas caras he visto, tantas narices que son límite de tantas miradas absortas en tanta material y esporádica basura. Tanto ser humano ordinario, común y corriente que nada tiene que ver con mi ir y venir del día a día. Qué necesidad tonta la de cada quien de querer relacionarte con más personas que nada aportan a tu vida, que opinan diferente a ti, que te distraen, que muchas veces están contigo para conseguir lo que a ellos les falta. Cientos, deben ser cientos de ellos, que solo acompañan minutos en variantes escenarios, tiempo y espacio, de ellas ¿Cuántas pasarán a ser un constante en nuestro camino? Una?, dos?.

Y como toda contra tiene su parte, están esas otras personas, esas que sin hacer nada, solo porque si, son los pilares, son lo más importante. Cada logro que les pertenece parece un obsequio, parece que todo cuanto hicieran es producto de orgullo de alegría, parecen hijos parecen padres o hermanos, son familia, son parte de lo nuestro, un brazo, una cabeza, un juan, un pedrito, una luisa. Como duele cuando sufren… uff te contara yo como duele. Pero creo que lo que más hiere es que no sean lo que tú esperas, porque se vuelven parte de ti, pero pueden hacerte daño. Las quieres tanto como a tu respirar, a tu movilidad a tu independencia, que olvidas que tienen vida propia y pueden querer desprenderse, pueden necesitar cosa que no les puedes entregar. Entonces vaya y vuelva, que fluya el desdén, los llantos y cuanta palabra pueda causar daño, o peor… el silencio. Me han tocado varias personas en la vida… tengo de sobra gente a quien querer y varios que me pertenecen que son parte de mi, por quienes daría lo que me digan a ojos vendados, como duele hombres de mi vida, como duele… no sigan empujando que me caeré.