Lindas las nubes que recorrimos juntos; me vi de tu mano desde hacía tanto que no me preocupe de saber si tu veías la mía.
Tanta seguridad fue en realidad tan ficticia que se desvaneció más rápido que mi pena.
No sé que rumbo tomaremos. Lo nuestro no tienen maravillosas y profundas palabras, ni futuros palpables, ni un sentimiento amargo y doloroso. Contigo todo era matices, bellísimos atardeceres, amaneceres y corazones en burbujas de colores, contigo cada sabor era dulce y cada gesto una sonrisa. Es por eso que no estoy desvaneciéndome de dolor, ni creo que no podré continuar, porque aun con tu lejanía todo lo tuyo sigue siendo rosa.
Te veré en mis noches, por lo menos en un par de ellas, veremos si esto queda solo en sueños, o me acompañarás de la mano, como aquellas noches en que creí tener la verdad y tu cariño, pero ¿por qué habría de ser verdad? Siempre me equivoco.